No pidas disculpas por mí

Ayer, Arias Cañete en unas declaraciones que se podrían considerar de “políticamente incorrectas”, afirmó que la Seguridad Social se colapsaba a causa de los inmigrantes porque, según dijo, “alguien que para hacerse una mamografía en Ecuador tiene que pagar el sueldo de nueve meses, viene aquí a urgencias y tarda un cuarto de hora”.

Vale, admito que esas afirmaciones en boca de un político pueden chirriar un poco, pero no por ello dejo de reconocer que son ciertas. No se criminaliza a los inmigrantes que trabajan en nuestro país por usar la sanidad pública a la que tienen derecho, sino que se constata una realidad.

Hace unos meses tuvimos que acudir a urgencias del Hospital Ramón y Cajal de Madrid por una peligrosa subida de tensión y de azúcar de mi padre. Pues bien, cuando ya estábamos más tranquilos porque mi padre estaba siendo atendido y los médicos nos aseguraron que estaba todo controlado, echamos un vistazo alrededor y pudimos comprobar que los únicos españoles que se encontraban en urgencias eran mi padre y una señora mayor, el resto eran magrebíes, sudamericanos y dos rumanos. ¿De verdad eran todos trabajadores? ¿de verdad todos ellos cotizaban y, por tanto, tenían derecho a ese servicio? Si, esto suena “xenófobo”, “racista” y hasta “facha”, pero es lo que toca padecer cuando vas a tratarte en la Seguridad Social.

Cuando oí a Arias Cañete, me acordé de lo que acabo de contar y pensé: vale, no queda bien que un político diga esto, pero tiene más razón que un santo.

Pero cual no sería mi sorpresa cuando, por la noche, me entero de que Zapatero, aprovechando un mitin suelta lo siguiente:

“Y desde aquí y en nombre de todos los españoles, quiero pedir disculpas a todas las trabajadoras inmigrantes, sean de donde sean, por la ofensa discriminatoria que ha hecho el dirigente del PP".

¿Qué? ¿disculpas? ¿por qué? Mira ZP, como española me siento aludida, tú no tienes que pedir perdón en mi nombre a nadie, ya que a nadie he ofendido. Tú lo que tenías que haber hecho es pedirme perdón a mí y al resto de españoles por dedicarte a dejar las puertas abiertas de par en par para que entre todo el mundo en nuestra casa y cuando está hasta arriba y te quejas por los lógicos inconvenientes nos digas ¡no os quejéis, seguid pagando impuestos, y pedid perdón a los que hemos colocado antes que vosotros acaparando todos los servicios públicos!

No vuelvas a hablar más en mi nombre ZP, porque tú no me has representando nunca.