
“Un pastor alemán o cualquier perro de tamaño parecido provoca daños sobre el medio ambiente similares a los de comprar un Land Cruiser y hacerle 10.000 kilómetros”
A esta conclusión llegan los autores de un libro titulado Time to Eat the Dog: The Real Guide to Sustainable Living.
Parece ser que estos dos se aburren mucho en Nueva Zelanda y como no tienen nada mejor que hacer se ponen a teorizar sobre el dichoso cambio climático y todo lo que acabe en “sostenible”.
Su solución es tener “mascotas sostenibles y reciclables”, como pollos, peces o conejos, así, en caso de necesidad siempre puedes convertirlos en un pollo al chilindrón, pescado al horno o conejo al ajillo.
Después de leer el artículo sobre este libro, llego a una terrible conclusión: mi perro no es sostenible, pero ¿estará rico al horno con patata panadera?
Vamos a acabar idiotas.